Y Juan Mari Brás señaló: "En la Universidad de Puerto Rico, fundó y dirigió la primera oficina de servicios al estudiante en 1943. Su visión antiburocrática de esa función contrastaba marcadamente con la caricatura de institución universitaria que desarrollo Jaime Benítez para anidar su mediocridad.
"A diferencia de aquel rector olímpico y encumbrado en sus artificiales excentricidades, Doña Carmen era prototipo de servidora pública cabal, amiga franca de los estudiantes, generosa, presta siempre a ofrecerle al necesitado desde una orientación hasta el último peso que le quedara en su cartera y dispuesta correrse todos los riesgos por defender sus causas. Fue por eso que los universitarios de 1947 la escogimos para izar el pabellón nacional en la torre en saludo al maestro Albizu Campos el día de su llegada de la cárcel y el destierro. Aquel acto patriótico fue la causa inmediata de que Doña Carmen se convirtiera en la primera víctima de la represión benitista en la administración universitaria. El rector eliminó la Junta de Servicios al Estudiante, convirtiéndola en decanato como pretexto para destituir a la doctora Alvarado del cargo."
Así se refiere Mari Brás cuando escribió de Carmen Rivera de Alvarado en 1986, al realizar el prólogo de una compilación de los escritos de la profesora y trabajadora social. Es que como señala Mari Brás, su firmeza por sus convicciones ideológicas, el no esconder su pensamiento y la defensa a los estudiantes le sirvió para que la propia administración de uno de los espacios de donde recibió la represión de Estado, le tuviera reconocer poniéndole el nombre suyo a uno de los dos edificios de la Facultad de Ciencias Sociales de nuestra Universidad en Río Piedras. Es que no solo la administración le tuvo que reconocer, sino que los estudiantes le reconocían su firmeza, entereza moral y más que todo que vivía al modo que predicaba en los salones de clase.
Hoy, jueves 14 de mayo de 2015, los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, asumieron el rol histórico de hacerle frente al chantaje y a las medidas neoliberales que ha querido implementar la administración de Alejandro García Padilla. Fueron los estudiantes quienes hoy realizaron el rol militante de cerrar la Universidad no importando el receso decretado por la administración.
Es que en momentos como este, donde la legislatura aprobó un proyecto que saca el dinero del retiro de los empleados universitarios para cubrir gastos de malas decisiones tomadas y el anuncio de un recorte millonario, lo menos que puede pasar es que se haya una demostración de fuerzas. Esperaríamos que la demostración viniera de todos los sectores universitarios, ya que por primera vez en mucho tiempo tanto empleados y estudiantes sentirán el impacto de las neoliberales medidas en sus futuros inmediatos. El grave problema fue que solo los estudiantes asumieron el rol histórico, siendo los empleados y profesores los grandes ausentes.
Insisto, ni importando el receso decretado por la administración, la comunidad universitaria completa tenía el deber de estar de cuerpo presente en el recinto hoy. Lo que está en juego es el entierro del primero centro docente, el cual ha servido de formador intelectual a muchos profesionales que se levantan día a día a construir País. Es el centro de formación universal, al que le roban la esencia natural de formar a quienes dirigirán el País. Es por eso que los estudiantes se tiraron a defenderlo.
Vale la pena preguntar, ¿por qué, los trabajadores no estaban presentes? Vale la pena preguntar, ¿por qué los profesores no estaban allí? Con limitadísimas excepciones, casi ningún profesor se dio cita al recinto hoy durante el día. Eso nos hace preguntar, ¿cuál es el rol del profesor? ¿No se supone que sea un educador universal que le da al estudiante guías de cómo se debe ser un ciudadano? ¿Es a caso que ser un ciudadano no implica defender lo que como ciudadanos hemos construido?
La Universidad es precisamente eso: un espacio construido por nosotros los ciudadanos que ha servido para desarrollar a quienes producen las riquezas de nuestro país. Entonces, ¿cuál debió ser la actitud del profesorado, sino fuese estar respaldando aquellos/as que hoy defendieron uno de los proyectos ciudadanos de nuestro País y dando cátedra de cómo hacer Patria.
Me parece que los profesores deben ser los primeros que estén con los estudiantes porque lo que hacen en el aula, lo deben respaldar con las acciones. Los verdaderos maestros/as no son los que enseñan a hacer la escalera, sino aquellos que construyen la escalera junto con los estudiantes para luego llegar a lugares más elevados. De nada vale decir las cosas de forma bonita y no dar clases de ciudadanía en la defensa de nuestro patrimonio nacional. De nada vale tener las miles de investigaciones y cientos de escritos de como mejorar las situaciones del país, si a la hora de defender una parte importante del mismo, brillan por su ausencia.
De verás hay que preguntarse, ¿qué hubiese hecho Doña Carmen? Hoy ella hubiese estado en los portones. |