Muchos piensan que el historiador se circunscribe solo a trabajar con asuntos del pasado y con papeles viejos en archivos mal conservados. No obstante, el historiador tiene la responsabilidad de hacer una mirada crítica del pasado, para con eso poder servir de interpretador del presente, lo que hace del historiador un ser activo para la sociedad.

La impresión general del historiador como “chismoso del pasado” no viene de la nada. En la mayoría de los casos y particularmente echando una mirada a la tradición de las escuelas historiográficas de la década del 1930 al 1970, el historiador se dedicaba a transcribir lo que los documentos oficiales decían. La visión crítica de la historia, no estaba en la mente de aquellos que iniciaron la historia como profesión. A pesar que dicha forma de hacer historia está bastante superada, existen historiadores que no solo siguen esa línea de pensamientos, sino que no se ven a ellos mismos como sujetos históricos activos. Por tanto, si interpretar la historia pasada con un lente crítico es complicado, peor será hacer un análisis de la realidad actual y dejar plasmado su interpretación para las futuras generaciones. Este problema no lo encontramos en el más reciente libro publicado del profesor Julio Muriente Pérez, “Puerto Rico y Los condenados de la Tierra y otros escritos” editado por Publicaciones Gaviota.

El libro del Profesor Muriente se compone de treinta y cinco (35) ensayos entre los que se destaca Puerto Rico, Los condenados de la Tierra y Frantz Fanon. Este escrito publicado inicialmente de forma resumida en el Periódico Claridad es un análisis del psiquiatra de Martinica, Frantz Fanon y su escrito más famoso “Los condenados de la Tierra”. El extenso ensayo desmenuza la totalidad del escrito de Fanon sirviendo de lectura suplementaria para entender la idiosincrasia del colonialismo y sus efectos en la población colonizada.

El libro está dividido en seis partes en las cuales se elaboran los temas: Historia y política de Puerto Rico, Historia y sociedad, Historia política del Caribe y América Latina, Imperialismo y liberación, Educación, y finaliza con Las marcas del leopardo.

El escritor logró compilar ensayos, presentaciones y discursos de los pasados trece (13) años, haciendo del libro un documento que servirá para analizar la historia reciente y a su vez, será un libro que servirá para poder echar una mirada de lo que constituirá la historia de las primeras dos décadas del presente Siglo. Esta práctica es una compleja, ya que el escritor deja plasmado lo que fue su interpretación de los temas trabajados para el futuro, sin poder ver el desenlace de dichos temas.

Juan Mari Brás, sabio de la tribu[2], El Tribunal Supremo y el colonialismo[3] y Soberanistas[4] son solo algunos de los temas trabajados por el Profesor de Ciencias Sociales. Además, de una extensa entrevista al economista Francisco Catalá, la cual sirve para tener un entendimiento general de los graves resabios de nuestra economía. A su vez, el escritor nos regaló una magnifica presentación la cual tuvo lugar en el seminario de “Los partidos y una nueva sociedad” auspiciado por El Partido del Trabajo de México, donde trabaja el tema del calentamiento global, a base de un análisis profundo de la responsabilidad humana ante los nuevos cambios ambientales. De igual forma nos presenta una ponencia presentada en el Foro Crisis de la Seguridad en la UPR de Cayey. El mismo examina la actual situación del país y propone una serie de pasos simples para trabajar tan grave problema nacional.

En la parte que trabaja el tema de América Latina y el Caribe el ensayo más atractivo es la narración de la relación del autor con el fallecido Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías[5]. Es que el autor no es él pasivo intelectual que analiza sentado desde la comodidad de su casa, sino el autor tiene todas las cualificaciones académicas de un intelectual, pero no conforme con eso trabaja día a día por la descolonización de Puerto Rico cosa que lo ha llevado a estar al lado de aquellos que han iniciado el cambio de época en la región latinoamericana. Es que como bien señalará el autor:

“El proceso educativo no es neutral; inevitablemente toma partido. Constituye una de las columnas principales en el desarrollo de toda sociedad, ya sea que se inspire en postulados de libertad, amor y solidaridad que persiga la negación de esos valores, lo que representa la negación del proceso educativo mismo.” [6]

Por tanto, el historiador, ni ningún profesional que la vida le haya dado el privilegio de conocer lo que el pueblo general no conocen, no puede ser indiferente a la situación del país y menos tragar hacia dentro el conocimiento solo satisfaciendo el ego personal que provoca la publicación de un libro. Continúa el autor diciendo:

“El carácter liberador de la educación va unido asimismo a la justa distribución de riquezas, al fortalecimiento de una calidad de vida superior, a la aplicación de una justicia equitativa y no discriminatoria, al respeto a las ideas y opiniones de cada cual, a la garantía generalizada de condiciones de salud, vivienda y trabajo dignas.”

Es por eso que autor pudiendo ostentar de su conocimiento a dedicado su vida a trabajar en lo que ha creído fielmente, la descolonización de la Isla y la justicia social/socialismo.

Muchas críticas ha recibido por algunas posiciones políticas, no obstante él que dedique algún tiempo a mirar el libro, podrá ver que todas sus acciones se fundamentan en una sola línea libertad humana, social, económica y política.

[1] Muriente Pérez, Julio. Puerto Rico y Los Condenados de la Tierra y Otros Escritos. Publicaciones Gaviota. Río Piedras, Puerto Rico. 2013.

[2] Ibid. Pág. 23 – 26.

[3] Ibid. Pág. 27 – 32.

[4] Ibid. Pág. 41 – 48.

[5] Ibid. Pág. 208 – 211.

[6] Ibid. Pág. 303.