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Mesa de Diálogo Independentista: un esfuerzo necesario PDF Imprimir Correo
Escrito por Ángel Pérez Soler / Juventud Hostosiana / MINH   
Viernes, 19 de Julio de 2013 00:49

jhA la hora de sentar las bases del diálogo entre las distintas organizaciones políticas progresistas, independentistas, soberanistas y socialistas debemos echar a un lado el debate teórico estéril y poner de frente otros factores.

 

 


“Cada preso es muestra de un fracaso de la sociedad.”

Fidel Castro Ruz,

al momento de dirigir la Asamblea de la Asociación Americana de Juristas

celebrada en Cuba en el año 2000.

 

A la hora de sentar las bases del diálogo entre las distintas organizaciones políticas progresistas, independentistas, soberanistas y socialistas debemos echar a un lado el debate teórico estéril y poner de frente otros factores.

Para el año 2007, la cantidad total de presos en nuestra isla era de 13,215. Al año siguiente el total fue de 12,130. Mientras esa cantidad de personas desbordaba las instituciones penales del país, en el 2007, hubo 730 asesinatos. En el 2008, 815 asesinatos. En el 2009, 894 asesinatos. En 2010, aumentó significativamente a 1087. 2011, cifra histórica de 1100. Para el 2012, el escenario no fue distinto y al presente año vamos al ritmo de los anteriores.

Por otra parte, la situación de personas sin hogar en Puerto Rico es alarmante. Según el Censo de Personas Sin Hogar (Point in Time, 2011), en el 2009 se lograron contabilizar 3,687 y en el 2011, sumaron 3,445. La metodología de este conteo es identificar las personas que se encuentran viviendo en la calle a una hora específica de un día específico y a su vez, es trabajado por voluntarios. Lo que pone de manifiesto lo improbable que puede ser dicho instrumento. Por tanto, la cantidad de personas sin hogar en Puerto Rico debe ser superior.

La mañana del lunes, 15 de julio, nos levantamos con la triste noticia de una familia la cual vive en una caseta de acampar, por la pérdida de su casa. Dicho reportaje, provocó una interesante primera portada de uno de los principales periódicos del país. La noticia giraba en torno a la difícil situación económica que viven muchos en Puerto Rico, en relación al problema de la vivienda. Según el rotativo, en los pasados cuatro años, 17,120 familias se han quedado en la calle.

Según el periódico la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF) establece que desde el 2008, Puerto Rico registró un alza en las ejecuciones y en los primeros cinco meses de este año 2,145 familias perdieron sus residencias.

La cifra refleja un aumento de 28.6% o 614 casos más en las ejecuciones, en comparación a los primeros cinco meses del 2012. En promedio, entre enero a mayo, unas 429 familias cada mes se quedaron sin su techo.

Según cifras de la OCIF, durante el 2012 un total de 3,814 familias perdieron sus casas; previamente en el 2011 otras 3,188; en el 2010 hubo 3,162 ejecuciones; en el 2009 unas 2,454 familias quedaron sin techo y en el 2008 unos 2,357 hogares terminaron con sus casas reposeídas por los bancos.

A este triste panorama, habría que sumar los altísimos impuestos que pagamos los ciudadanos, el alza en el agua, pan, gasolina, comida y más. A su vez, tenemos que vivir con la desfachatez de ver legisladores haciendo lo que le viene en gana con sus sueldos y usando sus influencias para conseguir contratos de “asesoramiento” que lo único que hacen es enriquecerlos más.

Mientras eso sucede, desde el sector progresista (independentista, soberanista, socialista) se plantea la necesidad de sentar las bases a un diálogo sobre cuál será nuestro destino como país. La propuesta viene de un artículo publicado por el compañero Héctor Pesquera Sevillano, quien propone un mínimo para comenzar el diálogo. El artículo ha provocado una serie de reacciones interesantes de parte de compañeros que plantean la no colaboración con el esfuerzo.

Entre las críticas que se hacen al esfuerzo es que: “La propuesta mesa de diálogo del MINH está enmarcada dentro del desarrollo de una independencia capitalista donde se promueve el consenso social, y su estrategia es el desarrollo de una estructura electoral”. Sin embargo, vale la pena preguntar ¿A qué se apuesta? ¿Qué se quiere hacer? ¿Por qué acusar a una organización de capitalista, cuando en sus lineamientos organizativos no está presente el capitalismo como opción? La verdad del caso es que la crítica se da en una coyuntura interesante, donde más que señalar con el dedo deberíamos sentarnos a reflexionar de nuestras propias ejecutorias.

Pensemos por un momento en nuestro alcance en las últimas jornadas de luchas: gasoducto, la victoria ante la eliminación del derecho a la fianza y el tema de la pena de muerte. Esas últimas habría que compararlas con la privatización del aeropuerto, el desmadre del sistema de retiro, el aumento en los impuestos y otros.

La diferencia fundamental entre las victorias que hemos conseguido y los asuntos que no hemos podido detener ha sido la UNIDAD. Para nada pretendo ser el poeta que romantiza la palabra unidad como se ha dicho por ahí. De lo que estamos hablando es que en momentos donde hemos tenido la capacidad de hacer verdadera lucha de masas, de ampliar nuestras aspiraciones más allá de nuestras narices, hemos salido victoriosos.

De eso se trata la propuesta de diálogo entre los sectores progresistas, ampliar la base de nuestros planteamientos para convencer a aquellos a los cuales hacemos alocución constante que defendemos, “EL PUEBLO”.

Por otra parte, acusar de capitalista a una organización que con sus defectos y sus virtudes, está presente en todas las luchas sociales y políticas de nuestro país es un error que no compone, ni adelanta nada. Es obligatorio preguntar: ¿Qué es ser socialista? ¿De cuál socialismo es del que se habla? ¿Con qué se come el socialismo? ¿Es únicamente la toma del poder de “EL PUEBLO POBRE Y TRABAJADOR”, lo que rige el socialismo?

Sin duda, el capitalismo es el mal del mundo, pero para llegar a un cambio político/económico hay que provocar cambios en las personas, en las actitudes en la idiosincrasia. O como dice la teoría, para hacer cambio en la estructura hay que cambiar la superestructura. Para eso, el sector más progresista del país tiene que juntar voluntad, para organizar y articular cómo vamos a cambiar el país que tenemos por el que queremos. Han pasado ya varios años, donde la lucha se ha dado sin obtener el resultado final, la toma de poder. Nosotros/as, no podemos seguir sin cumplir el objetivo de la toma del poder y la solución de nuestro status político colonial. Para eso, es necesario definir cuáles serán las bases de la propuesta unitaria antiimperialista, anticolonialista y anticapitalista.

A continuación propongo algunas de las bases mínimas de consenso para ese proyecto unitario y honesto entre organizaciones.

1. Fomentar y exigir el desarrollo de una economía endógena,
2. Romper política e ideológicamente con la dependencia,
3. Exigir una educación para el desarrollo humano y ciudadano,
4. Exigir que las instituciones gubernamentales estén al servicio real de la gente,
5. No permitir la privatización de los activos del gobierno,
6. Exigir la protección de los productos nacionales, por encima de los importados,
7. Exigir un sistema de salud que responda a las necesidades de los ciudadanos
8. Exigir una reforma en la educación del país,
9. Exigir la participación ciudadana en todos los foros de la vida pública,
10. Trabajar con el fin de resolver el problema colonial en el cual vivimos.

Lo anterior no constituye el todo, son asuntos básicos donde el más cuerdo jamás tendría oposición. Para lograr esto, la mesa de diálogo tiene que trazar un plan de trabajo que será nuestra carta de presentación. Esto debe incluir un esfuerzo organizativo sin precedentes, el cual busque organizar e influir en los trabajadores/as organizados, los grupos comunitarios, los grupos ambientalistas, desempleados, las personas de los residenciales públicos, aquellos que están en las instituciones carcelarias, comerciantes y todos aquellos que de alguna forma u otra se ven afectados por los rezagos del sistema capitalista y colonial en el que vivimos.

Otra crítica al diálogo es la metodología de lucha. Inicialmente, la Mesa de Diálogo Independentista se constituyó para trabajar conmemoraciones de días importantes para la lucha. Ciertamente, la lucha en la calle es prioridad en este esfuerzo, pero no podemos descartar la posibilidad de presentarle al país un programa político electoral el cual nos permita enseñar otro tipo de política. Una seria, de altura y honesta. El trabajo realizado por el Movimiento Unión Soberanista y el Partido del Pueblo Trabajador, intentó llevar el mensaje por esta vía. Interesantemente, ambos candidatos a la gobernación en su conjunto sacaron alrededor de 30,000 votos. A esos podríamos sumar la cantidad aproximada del candidato por el Partido Independentista Puertorriqueño elevando la cifra a 80,000 votos. No me cabe la menor duda que una propuesta unitaria elevaría la cantidad de votos sumados por estas tres organizaciones. A su vez, crearía las bases para romper el bipartidismo al cual nos han sometido los partidos que responden a los intereses de los pocos. En un esfuerzo como este, no se limitaría a los partidos que participaron en el evento electoral 2012, estaríamos sumando a todos los sectores progresistas del país. Entiéndase; organizaciones comunitarias, organizaciones religiosas progresistas, grupos ambientalistas y organizaciones políticas.

Otra crítica, fue el asunto ideológico de la propuesta. Creo que los principios más elementales de la visión económica, política y social del socialismo podrían ahogar cualquier intento de un sector en intentar sacar de contexto una propuesta alternativa.

Tomemos el caso de Bolivia. En Bolivia se habla en contra del capitalismo, más el proyecto social no se le llama socialismo. Con el nombre del “Buen vivir”, Bolivia y el gobierno de Evo Morales han iniciado el camino al socialismo, sin panfletaria, ni demagogia teórica. Ciertamente, aquellos que aspiramos a un cambio real de las estructuras políticas, económicas y sociales, esto no es el final. Claro que aspiramos que en los talleres de trabajo manden los obreros, que en las instituciones educativas manden los estudiantes y profesores, que en las comunidades haya gobiernos comunitarios, pero eso no llega sin organización. Además, nuestro país está sediento de victorias. La gente necesita palpar la posibilidad de otro mundo posible. Si no iniciamos el camino con pequeñas victorias, jamás entenderemos la necesidad de más poderes.

Por lo pronto, nos queda seguir intentándolo, con las críticas que vengan. Lo que nuestra organización y las demás que componen la Mesa de Diálogo deben evaluar no debe ser su estricta base filosófica para proponer al país, sino el desmadre reseñado al principio de este artículo. Tenemos un país a la espera, o hacemos un esfuerzo distinto o seguimos dando vueltas a la noria.

“Cada preso es muestra de un fracaso de la sociedad.”
Fidel Castro Ruz, al momento de dirigir la Asamblea de la Asociación Americana de Juristas celebrada en Cuba en el año 2000.

A la hora de sentar las bases del diálogo entre las distintas organizaciones políticas progresistas, independentistas, soberanistas y socialistas debemos echar a un lado el debate teórico estéril y poner de frente otros factores.

Para el año 2007, la cantidad total de presos en nuestra isla era de 13,215. Al año siguiente el total fue de 12,130. Mientras esa cantidad de personas desbordaba las instituciones penales del país, en el 2007, hubo 730 asesinatos. En el 2008, 815 asesinatos. En el 2009, 894 asesinatos. En 2010, aumentó significativamente a 1087. 2011, cifra histórica de 1100. Para el 2012, el escenario no fue distinto y al presente año vamos al ritmo de los anteriores.

Por otra parte, la situación de personas sin hogar en Puerto Rico es alarmante. Según el Censo de Personas Sin Hogar (Point in Time, 2011), en el 2009 se lograron contabilizar 3,687 y en el 2011, sumaron 3,445. La metodología de este conteo es identificar las personas que se encuentran viviendo en la calle a una hora específica de un día específico y a su vez, es trabajado por voluntarios. Lo que pone de manifiesto lo improbable que puede ser dicho instrumento. Por tanto, la cantidad de personas sin hogar en Puerto Rico debe ser superior.

La mañana del lunes, 15 de julio, nos levantamos con la triste noticia de una familia la cual vive en una caseta de acampar, por la pérdida de su casa. Dicho reportaje, provocó una interesante primera portada de uno de los principales periódicos del país. La noticia giraba en torno a la difícil situación económica que viven muchos en Puerto Rico, en relación al problema de la vivienda. Según el rotativo, en los pasados cuatro años, 17,120 familias se han quedado en la calle.

Según el periódico la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF) establece que desde el 2008, Puerto Rico registró un alza en las ejecuciones y en los primeros cinco meses de este año 2,145 familias perdieron sus residencias.

La cifra refleja un aumento de 28.6% o 614 casos más en las ejecuciones, en comparación a los primeros cinco meses del 2012. En promedio, entre enero a mayo, unas 429 familias cada mes se quedaron sin su techo.

Según cifras de la OCIF, durante el 2012 un total de 3,814 familias perdieron sus casas; previamente en el 2011 otras 3,188; en el 2010 hubo 3,162 ejecuciones; en el 2009 unas 2,454 familias quedaron sin techo y en el 2008 unos 2,357 hogares terminaron con sus casas reposeídas por los bancos.

A este triste panorama, habría que sumar los altísimos impuestos que pagamos los ciudadanos, el alza en el agua, pan, gasolina, comida y más. A su vez, tenemos que vivir con la desfachatez de ver legisladores haciendo lo que le viene en gana con sus sueldos y usando sus influencias para conseguir contratos de “asesoramiento” que lo único que hacen es enriquecerlos más.

Mientras eso sucede, desde el sector progresista (independentista, soberanista, socialista) se plantea la necesidad de sentar las bases a un diálogo sobre cuál será nuestro destino como país. La propuesta viene de un artículo publicado por el compañero Héctor Pesquera Sevillano, quien propone un mínimo para comenzar el diálogo. El artículo ha provocado una serie de reacciones interesantes de parte de compañeros que plantean la no colaboración con el esfuerzo.

Entre las críticas que se hacen al esfuerzo es que: “La propuesta mesa de diálogo del MINH está enmarcada dentro del desarrollo de una independencia capitalista donde se promueve el consenso social, y su estrategia es el desarrollo de una estructura electoral”. Sin embargo, vale la pena preguntar ¿A qué se apuesta? ¿Qué se quiere hacer? ¿Por qué acusar a una organización de capitalista, cuando en sus lineamientos organizativos no está presente el capitalismo como opción? La verdad del caso es que la crítica se da en una coyuntura interesante, donde más que señalar con el dedo deberíamos sentarnos a reflexionar de nuestras propias ejecutorias.

Pensemos por un momento en nuestro alcance en las últimas jornadas de luchas: gasoducto, la victoria ante la eliminación del derecho a la fianza y el tema de la pena de muerte. Esas últimas habría que compararlas con la privatización del aeropuerto, el desmadre del sistema de retiro, el aumento en los impuestos y otros.

La diferencia fundamental entre las victorias que hemos conseguido y los asuntos que no hemos podido detener ha sido la UNIDAD. Para nada pretendo ser el poeta que romantiza la palabra unidad como se ha dicho por ahí. De lo que estamos hablando es que en momentos donde hemos tenido la capacidad de hacer verdadera lucha de masas, de ampliar nuestras aspiraciones más allá de nuestras narices, hemos salido victoriosos.

De eso se trata la propuesta de diálogo entre los sectores progresistas, ampliar la base de nuestros planteamientos para convencer a aquellos a los cuales hacemos alocución constante que defendemos, “EL PUEBLO”.

Por otra parte, acusar de capitalista a una organización que con sus defectos y sus virtudes, está presente en todas las luchas sociales y políticas de nuestro país es un error que no compone, ni adelanta nada. Es obligatorio preguntar: ¿Qué es ser socialista? ¿De cuál socialismo es del que se habla? ¿Con qué se come el socialismo? ¿Es únicamente la toma del poder de “EL PUEBLO POBRE Y TRABAJADOR”, lo que rige el socialismo?

Sin duda, el capitalismo es el mal del mundo, pero para llegar a un cambio político/económico hay que provocar cambios en las personas, en las actitudes en la idiosincrasia. O como dice la teoría, para hacer cambio en la estructura hay que cambiar la superestructura. Para eso, el sector más progresista del país tiene que juntar voluntad, para organizar y articular cómo vamos a cambiar el país que tenemos por el que queremos. Han pasado ya varios años, donde la lucha se ha dado sin obtener el resultado final, la toma de poder. Nosotros/as, no podemos seguir sin cumplir el objetivo de la toma del poder y la solución de nuestro status político colonial. Para eso, es necesario definir cuáles serán las bases de la propuesta unitaria antiimperialista, anticolonialista y anticapitalista.

A continuación propongo algunas de las bases mínimas de consenso para ese proyecto unitario y honesto entre organizaciones.

1. Fomentar y exigir el desarrollo de una economía endógena,
2. Romper política e ideológicamente con la dependencia,
3. Exigir una educación para el desarrollo humano y ciudadano,
4. Exigir que las instituciones gubernamentales estén al servicio real de la gente,
5. No permitir la privatización de los activos del gobierno,
6. Exigir la protección de los productos nacionales, por encima de los importados,
7. Exigir un sistema de salud que responda a las necesidades de los ciudadanos
8. Exigir una reforma en la educación del país,
9. Exigir la participación ciudadana en todos los foros de la vida pública,
10. Trabajar con el fin de resolver el problema colonial en el cual vivimos.

Lo anterior no constituye el todo, son asuntos básicos donde el más cuerdo jamás tendría oposición. Para lograr esto, la mesa de diálogo tiene que trazar un plan de trabajo que será nuestra carta de presentación. Esto debe incluir un esfuerzo organizativo sin precedentes, el cual busque organizar e influir en los trabajadores/as organizados, los grupos comunitarios, los grupos ambientalistas, desempleados, las personas de los residenciales públicos, aquellos que están en las instituciones carcelarias, comerciantes y todos aquellos que de alguna forma u otra se ven afectados por los rezagos del sistema capitalista y colonial en el que vivimos.
Otra crítica al diálogo es la metodología de lucha. Inicialmente, la Mesa de Diálogo Independentista se constituyó para trabajar conmemoraciones de días importantes para la lucha. Ciertamente, la lucha en la calle es prioridad en este esfuerzo, pero no podemos descartar la posibilidad de presentarle al país un programa político electoral el cual nos permita enseñar otro tipo de política. Una seria, de altura y honesta. El trabajo realizado por el Movimiento Unión Soberanista y el Partido del Pueblo Trabajador, intentó llevar el mensaje por esta vía. Interesantemente, ambos candidatos a la gobernación en su conjunto sacaron alrededor de 30,000 votos. A esos podríamos sumar la cantidad aproximada del candidato por el Partido Independentista Puertorriqueño elevando la cifra a 80,000 votos. No me cabe la menor duda que una propuesta unitaria elevaría la cantidad de votos sumados por estas tres organizaciones. A su vez, crearía las bases para romper el bipartidismo al cual nos han sometido los partidos que responden a los intereses de los pocos. En un esfuerzo como este, no se limitaría a los partidos que participaron en el evento electoral 2012, estaríamos sumando a todos los sectores progresistas del país. Entiéndase; organizaciones comunitarias, organizaciones religiosas progresistas, grupos ambientalistas y organizaciones políticas.

Otra crítica, fue el asunto ideológico de la propuesta. Creo que los principios más elementales de la visión económica, política y social del socialismo podrían ahogar cualquier intento de un sector en intentar sacar de contexto una propuesta alternativa.

Tomemos el caso de Bolivia. En Bolivia se habla en contra del capitalismo, más el proyecto social no se le llama socialismo. Con el nombre del “Buen vivir”, Bolivia y el gobierno de Evo Morales han iniciado el camino al socialismo, sin panfletaria, ni demagogia teórica. Ciertamente, aquellos que aspiramos a un cambio real de las estructuras políticas, económicas y sociales, esto no es el final. Claro que aspiramos que en los talleres de trabajo manden los obreros, que en las instituciones educativas manden los estudiantes y profesores, que en las comunidades haya gobiernos comunitarios, pero eso no llega sin organización. Además, nuestro país está sediento de victorias. La gente necesita palpar la posibilidad de otro mundo posible. Si no iniciamos el camino con pequeñas victorias, jamás entenderemos la necesidad de más poderes.

Por lo pronto, nos queda seguir intentándolo, con las críticas que vengan. Lo que nuestra organización y las demás que componen la Mesa de Diálogo deben evaluar no debe ser su estricta base filosófica para proponer al país, sino el desmadre reseñado al principio de este artículo. Tenemos un país a la espera, o hacemos un esfuerzo distinto o seguimos dando vueltas a la noria.
 

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